Lázaro despierta extrañándose de sus situación: tumbado encima de una losa, con un lienzo en su cara y atado. Cuando se abre la piedra que cerraba la cueva donde estaba enterrado, observa a sus hermanas y a un personaje barbudo que ha obrado un milagro a través de su resurrección. Pero la vida de Lázaro no será fácil a partir de ahora y la ausencia de sentidos, sueño y el hedor de su carne no le ayudarán en su desgracia.

Curioso relato que nos pone en la piel del bíblico Lázaro, resucitado en la época de Jesucristo, y donde con un estilo íntimo y pausado nos irá llevando por los días posteriores a su vuelta a la vida. Pasa de refilón por el tema religioso centrándose en ofrecernos el punto de vista de alguien que a pesar de estar entre los vivos no desearía estarlo. Quizás un poco breve pero no había leído nada de este hombre aún y me ha parecido que tiene una buena habilidad para levantar emociones, siendo capaz de pasar sutilmente por un cambio de visión acerca de la religión y ofreciendo también una perspectiva curiosa sobre la abominación que representa ahora ese personaje. Un cuento que se aleja de lo que uno espera en una antología de muertos vivientes que es de donde he sacado este relato pero que deja buenas sensaciones. Sencillo pero elegante.