Cuando nuestro protagonista se dirige a los Archivos Centrales de Navegación Estelar en busca de información para un trabajo no se podía esperar que se encontraría con la historia de Alexei Zarubin, capitán de la astronave Polus, y responsable de la primera exploración al planeta de la estrella de Barnard. Tierna y emocionante historia la de estos primeros exploradores, capaces de seguir a su capitán siempre adelante, a través de lo imposible.

En este caso sí que Zhuravleva me ha emocionado con una historia nostálgica y triste, francamente recomendable y que hoy en día e incluso en un futuro lejano seguramente sirva como homenaje a muchos valientes astronautas. El relato es cercano, emotivo y a la vez natural, con esa dosis romántica que algunas veces me encuentro en escritores rusos.

Como curiosidad comentar que en los años 60 realmente se creía que la estrella de Barnard poseía un planeta orbitándolo hasta que observaciones posteriores negaron este hecho. La culpa del error se le atribuye al encargado de la limpieza de las lentes que parece ser no atinó del todo con su tarea…